Podemos leer en el New York Times "A Case for the iPhone Attracts Some Unwanted Attention" lo que podría traducirse como "Una carcasa para iPhone atrae alguna atención no deseada", que cuenta el caso de la empresa Typo y el desarrollo de su "funda-teclado" para iPhone. El resto de la nota del NYT gira alrededor de las acciones legales iniciadas por Blackberry en contra de Typo, las palabras de uno de los fundadores de Typo, los argumentos de los abogados, las declaraciones formales de las empresas, y la creación de un consorcio que aglutina a grandes corporaciones del sector y que inició acciones legales para defender sus patentes contra otras grandes corporaciones.
Este artículo tiene la intención de entrar en dos temas que la nota del NYT no trata, pero que podría ser atinado considerar en este caso: el de las innovaciones con detractores deseados, y el de las innovaciones a partir de la copia.
Se puede pensar, tal vez acertadamente, que "todas" las innovaciones atraen "atenciones no deseadas", o que todas tienen competidores o detractores, o que, al menos, "casi todas" las innovaciones los traen aparejados... y, a continuación, que "el cambio siempre tiene oposiciones", "lo nuevo genera miedos", "innovar significa ir contra la corriente", etc., etc.
Algunas innovaciones, intencionadamente, buscan sus opositores. Los alientan a la oposición, los instigan. Pinchan, incomodan y arremeten decididamente con tal de obtener su respuesta y entablar un conflicto, ponerse a su lado, plantarse como una mejor opción, o reemplazarlos, o superarlos.
Podría ser el caso de Typo, donde podemos creer que hubo un fin intencionado. Un deseo de que la oposición de Blackberry fuera fuerte o, al menos, que permitiera un fuerte difusión mediática. Con una finalidad comercial que compensaría los costos legales con ingresos por ventas, gracias a la fuerte promoción en los medios que este combate judicial traerá aparejado. Con hinchas a ambos lados de la tribuna, alentando por su equipo y las redes sociales desmenuzado los pormenores de cada jornada. Y aprovechando, además, la mala situación actual (¿y tal vez futura?) de Blackberry, que reportó pérdidas por US$ 4.400 millones en el último trimestre.
Que otra explicación podría haber para un diseño de teclado casi idéntico al del Blackberry Q10, pero para ser aplicado a un iPhone. Aquí, imágenes de ambos teclados para su comparación:

Si bien, la carcasa, o funda-teclado, de Typo es de las más logradas del mercado (puede ver otros teclados para iPhone aquí), su cuidado diseño es, a simple vista, una "desafiante" copia del teclado del modelo Q10 de Blackberry, para adjetivarla con un eufemismo. Podría decirse también: una "desafiante e injustificada" copia, si no fuera porque resulta muy difícil evitar la presunción de que Typo tuvo la intención concreta de generar una controversia y desatar un pequeño conflicto, que le permitiera ganar prensa y amplia difusión rápidamente.
Volveremos luego a este tema de la búsqueda de la oposición a las innovaciones, y entraremos ahora en el segundo tema que el NYT olvida tratar en su artículo, el de la innovación a partir de la copia.
La copia creativa es una excelente forma de innovar. Hasta podríamos pensar que es la única forma de innovar, ya que es inevitable copiar algo, tomar elementos del pasado, copiar cosas de otros,... Toda creación (artística, científica, industrial, comercial, etc.) se basa en las anteriores. Todo creador (músico, pintor, arquitecto, científico, empresario, cineasta, etc.) crea a partir de las creaciones de otros. Para mejorarlas, superarlas, cambiarlas, invertirlas, combinarlas, intensificarlas, atenuarlas, mezclarlas, achicarlas, agrandarlas,... e inclusive para ignorarlas y caminar por otra senda. Es inevitable, y además, es deseable. Deberíamos ver con preocupación a quienes quieren crear "sin recibir influencias externas", crear desde cero, o desde la nada.
Imaginemos a un escritor que, para no verse influenciado por otros, eligiera no leer; este hipotético escritor sería un pésimo escritor, que no podría escribir más que obviedades, o que repetiría lo ya escrito por otros pero con una calidad inferior, con pobreza de recursos y, para peor, creyéndose original, por pura y simple ignorancia. Lamentablemente, quien esto escribe, cree haber tenido la desgracia de haber leído a algunos de estos escritores (y hasta podría ser uno de ellos aquí mismo, para pesar del lector). Y también, haber visto algunas pésimas películas hechas por directores "no influenciados por otros", y haber comprado muchos productos y servicios hechos por empresarios "originales", y haber sufrido este "mal de la originalidad absoluta" en múltiples formas y en diversos lugares.
Así como muchos escritores, científicos o empresarios, evitan decididamente toda originalidad, haciéndonos sufrir sus malas copias, sus decididas e intencionadas malas copias; otros, en su afán de total originalidad sin influencias externas, nos someten a ignoradas (por ellos) repeticiones de otras obras o productos, que ya han sido pensados, y de mejor manera, por sus desconocidos predecesores, colegas o competidores.
Para innovar es necesario, imprescindible, saber qué es lo que han creado otros antes y qué están haciendo ahora. Tomar de ellos todo lo necesario y seguir creando, recreando y co-creando.
Y es necesario, también, buscar a los detractores, a los opositores, a la competencia. Saber qué hacen, qué piensan y buscar el lugar para nuestras obras, para nuestras innovaciones; o enfrentarlos, si lo que buscamos es el cambio, la mejora o la superación, y presentan oposiciones.
Pero cuando nos encontramos con casos como los de Typo, es difícil evitar cierta incomodidad, o evitar enojarse un poco. Porque alienta a algunas personas en direcciones inconducentes, en las que se pierde mucha energía y se malgastan recursos.
Debemos defender la innovación basada en el trabajo creativo a partir de lo hecho por otros en el pasado, o en la actualidad. Debemos defender a quienes, al innovar, se enfrentan a detractores, a opositores o a competidores, y que incluso, valientemente, van en su búsqueda, para imponer sus ideas y obras, con ánimo de cambio, mejora o superación, o tan solo para encontrar un espacio a su lado, para que sus ideas y obras también tengan lugar.
Esperemos que la práctica de la copia creativa y la práctica de enfrentar decididamente a opositores y detractores, no sean confundidas con otras prácticas no tan leales, ni bien intencionadas. Y que los casos como los de Typo nos inviten a pensar, en contrapartida y por simple oposición, en todo lo que se puede hacer con una verdadera intención innovadora, sin artilugios, atajos, ni caminos rápidos. Dirigiendo bien los recursos, entrenándonos en buenas prácticas, invirtiendo y reinvirtiendo en nuestras organizaciones, generando conocimiento, habituándonos a la exploración y el descubrimiento, buscando nuevas ideas sistemáticamente, gestando equipos "intensos", promoviendo culturas que favorezcan activamente el cambio, dominando técnicas y herramientas de creatividad, desarrollando nuestras propias metodologías de innovación, y orientándonos a nosotros, y nuestras organizaciones, hacia innovaciones genuinas y nobles.